"No hay que tenerle miedo ni a la cuarta copa, ni a la quinta, ni a la sexta: es a la primera copa a la que hay que temerle",
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El alcohol
El alcohol es una sustancia depresora del sistema nervioso central; además de tener efecto sobre el cerebro y variar algunas de sus funciones (coordinación, atención, memoria...), su uso continuado también afecta a otros órganos como el riñón, el hígado o el sistema circulatorio. Inicialmente, los efectos del alcohol son sutiles, pero pueden ser peligrosos porque una persona bajo sus efectos no es un buen juez de su conducta.
Beber demasiado alcohol causa una larga lista de serios problemas de salud, incluyendo infartos, diversos cánceres y ataques al corazón, así como el alcoholismo, que es una enfermedad en sí misma.
Efectos adversos del alcohol:
El consumo exagerado de alcohol o determinados abusos pueden comportar enfermedades como: cirrosis hepática, pancreatitis, cáncer de labio, de boca, de laringe, de esófago y de hígado.
A la larga, beber excesivamente puede tener consecuencias en la salud como: pérdida del apetito, deficiencia vitamínica, mala digestión de alimentos, problemas de piel, impotencia sexual, obesidad, problemas del sistema nervioso central, pérdida de memoria, desórdenes psicológicos.
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El alcohol: una negación social que mata
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Se habla del alcohol como iniciador de otras adicciones y no como una adicción en sí mismo. Sin embargo, el consumo se inicia a los 14 años y casi el 80 por ciento de los jóvenes de 16 a 24 años bebe alcohol.
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La negación es un mecanismo psicológico habitual por el cual las personas se protegen del dolor que les producen determinadas situaciones difíciles, bloqueando los conocimientos y sentimientos que les permitirían "darse cuenta" de lo que les pasa. Se trata de un proceso inconsciente que puede ser visto en quienes atraviesan conflictos personales o enfermedades crónicas (como la obesidad, la diabetes o la hipertensión, por ejemplo) o graves. En mayor o menor grado, suele aparecer en personas dependientes de una droga, la comida o la bebida. Más arriba dije "protege" porque si el mecanismo funciona así: si la persona se diera cuenta del problema, se vería puesta en situación de hacer algo; en cambio, al "no darse cuenta" no deben hacerlo, y eso les evita conflictos, esfuerzos y tener que enfrentar un cambio. Una sociedad con anteojeras Ahora bien... traslademos esto a la sociedad y veremos que la situación empeora. ¿Por qué? Porque una sociedad que niega sus problemas no hace nada para enfrentarlos, simplemente porque no los ve. Si bien la negación, en dosis moderadas, ayuda a vivir, se transforma en un problema cuando se niega en todo o se selecciona algo en particular y se lo niega en profundidad y reiteradamente. Ese grado de negación puede ser fatal, porque empeora el juicio y lleva a creer que es posible manejar situaciones que se van haciendo cada día más inmanejables y, muchas veces, pueden conducir a un círculo vicioso y destructivo. Vivimos en una sociedad que niega más de lo conveniente. Basta con tener en cuenta qué hace con la obesidad: enmascara una enfermedad crónica y seria tras la frívola cuestión de la estética, la moda y la belleza. ¿Por qué sostenemos esa actitud? ¿Qué nos hace relativizar la importancia de esta afección? ¿Por qué no podemos ver que se trata de la segunda causa de muerte y provoca complicaciones gravísimas en la salud que disminuyen tanto la productividad de las personas como su calidad de vida? Alcohol vs. drogas ilegales Otro ejemplo es el del uso y el abuso del alcohol. Se sabe que en Buenos Aires, el 76,2% de los jóvenes de 16 a 24 años consume alcohol, seguido por un 49% que fuma tabaco. Sin embargo, la lucha contra las adicciones sigue apuntando sus campañas a las drogas ilegales o habla sobre el alcohol como "una puerta de entrada" a otras adicciones. Adicciones que, por otra parte, se dan en una minoría de jóvenes y adolescentes, si se las compara con el abuso de alcohol y cigarrillo (el 10,5% fuma marihuana y el 2,4% consume cocaína).
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¿No es el alcoholismo una adicción? ¿Cuál es el origen de esta negación? ¿Qué hace que no podamos ver que las drogas legales también son una problemática social? ¿Por qué no podemos tener en cuenta que desde 1995 se ha triplicado la cantidad de muertes de chicos de entre 14 y 19 años? Muertes evitables, por cierto, si se contara con una red social contenedora que brinde las respuestas que los adictos necesitan con campañas, planes, proyectos y programas de recuperación. Sin embargo, el grado de negación que nuestra sociedad sostiene sobre este tema, hace que el consumo de bebidas alcohólicas sea irrestricto y, además, lo naturaliza tanto que parece ser un sinónimo de "adolescencia". Muchos kioscos y minimercados siguen las ventas de alcohol -incluso a menores de edad- como si nunca se hubieran generado fuertes debates y prohibiciones. Los adultos niegan que sus hijos tengan problemas con la bebida (que en muchos casos comparten con sus padres), la sociedad niega que el alcohol pueda poner en riesgo a la juventud. Los medios de comunicación también hacen lo propio cuando no colaboran con la transmisión de un mensaje duro y cierto: el alcohol mata más que la marihuana y la cocaína juntas. Mientras tanto, el alcohol es responsable de 4 de cada 10 accidentes de tránsito, cifra que se duplica si se suman las víctimas de los automovilistas que conducen alcoholizados.
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Tomar cartas en el asunto Para hacer frente a esta situación ¿no sería conveniente dejar de simplificarla? ¿No deberíamos dejar de asumir que el alcohol es una respuesta "normal" de jóvenes que no encuentran un lugar en la sociedad? Porque si no han podido insertarse sobrios, menos lo harán ebrios. ¿No será ésta una excusa para justificar el crecimiento de una problemática que se extiende y se multiplica y sobre la cual se hace muy poco? Porque no sólo beben en exceso los jóvenes con menos recursos, ni todos los bebedores viven en el conurbano bonaerense o en las zonas más pobres del país. Adolescentes y jóvenes con estudios completos y una posición social libre de preocupaciones básicas también abusan del alcohol. Dentro de esta realidad, quizá existan dos caminos: * Se reconoce que el alcohol es una "droga legal", que su consumo está aumentando y que es urgente trabajar para disminuir esta tendencia, ó * Se rechaza la realidad. Si se opta por la segunda alternativa, seguiremos participando de una sociedad negadora y seremos, además, cómplices y negligentes. Si se opta para la primera, seguramente descubriremos que el alcoholismo no se controla únicamente sabiendo qué causas condujeron a la adicción. Porque la persona alcohólica deberá seguir un tratamiento, reconocer que necesita ayuda y aceptarla. Pero ante todo: tomar la decisión de recuperarse. En este sentido, contar con campañas masivas y centros de apoyo para atender esta adicción resulta fundamental, y es aquí donde el Estado cobra una importancia decisiva. Todos somos parte de esta sociedad y de todos depende romper con esta situación. Empezando por cada hogar, combatiendo la ceguera que muchas veces también se instala en la familia, hablando con los hijos y estableciendo límites claros. Quizá así podamos revertir este alto grado de negación social que existe en torno al alcoholismo. Porque junto con ella, la indiferencia y la resignación, también matan.
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La Guardia Civil atribuye al alcohol la alta siniestralidad en las carreteras gallegas
Tres de cada diez conductores muertos habían bebido
Ni el mal tiempo, ni la configuración de las carreteras o la dispersión poblacional. Un informe de la Guardia Civil de Tráfico en Galicia echa por tierra los tópicos a los que hasta ahora se había recurrido para justificar la alta tasa de accidentalidad en las carreteras gallegas. El factor humano está detrás de la mayoría de los siniestros viarios. Aunque el alcohol aparece como cuarta causa "determinante" de los accidentes sin víctimas mortales en la comunidad, por detrás de las infracciones, las distracciones y la velocidad, se convierte, no obstante, en el principal motivo si se tienen en cuenta los siniestros mortales. Tres de cada diez conductores fallecidos en el periodo de estudio –entre noviembre de 2007 y abril de 2008 y los meses de julio y agosto del año pasado– habían bebido. Otro 8% estaba bajo los efectos de sustancias estupefacientes.
"El alcohol es un problema gravísimo", aseguró ayer el jefe de la Agrupación de la Guardia Civil de Tráfico de Galicia, el teniente coronel José Luis Ulla, durante la presentación de un informe especial sobre los accidentes de tráfico encargado por la Fiscalía del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Por este motivo, la Guardia Civil ha intensificado en los últimos meses los controles de alcoholemia, en especial en las zonas de marcha. Una tarea de "vigilancia y control" que –advirtió– continuará.
Pero los positivos ya no sólo se registran durante los fines de semana en horario de madrugada. "Hagas el control a las cuatro de la tarde o las cuatro de la mañana, un sábado o un día de semana –lamentó– siempre hay algún positivo". Por ello, la Agrupación de la Guardia Civil reclama una "respuesta legal más contundente" cuando el alcohol y la velocidad estén detrás de un accidente.
El mensaje se repite porque parece que todavía no ha calado en la sociedad. Falta concienciación. Al volante también se puede delinquir. Los accidentes no se producen por azar. "De poco vale que reaccionemos a los momentos consternación y luto si al cabo de cuatro días [de un accidente mortal] nos olvidamos", cuestionó el jefe de la Agrupación de la Guardia Civil de Tráfico. "Los accidentes de tráfico son perfectamente evitables porque no son fruto del azar. Ocurren cuando se baja la guardia y se cometen errores", insistió Ulla.
Durante los ocho meses de estudio se produjeron un total de 7.805 accidentes, de los que 1.134 fueron graves, con 149 víctimas mortales. Esto significa que las carreteras gallegas registran una media de 32 accidentes al día, de los que el 70% ocurre con buen tiempo. El 80% se produce en carreteras convencionales y más del 50% en el municipio o el limítrofe donde reside el conductor.
El informe:
Pionero en España por sus características, según apuntó el fiscal superior de Galicia, Carlos Varela,– será remitido a la Administración con competencias en materia de tráfico para que lo analice y emprenda las reformas necesarias para atajar las peculiaridades de la siniestralidad viaria en Galicia. "Hay que trabajar en la planificación y la prevención", concluyó Carlos Varela.
Gravedad:
De los accidentes ocurridos en el periodo de estudio, el 2% –tanto en 2007 como en 2008– son mortales. Tanto el número de heridos graves como de leves se redujo el año pasado respecto al anterior. Los cinco puntos en los que disminuyeron los siniestros con heridos pasan a incrementar el balance de los accidentes son sólo daños materiales.
Localización:
El 60% de los accidentes ocurren en 18 de las 53 comarcas gallegas. En la provincia de A Coruña, seis de cada diez siniestros se producen en las comarcas de A Coruña, Santiago, Ferrol, Betanzos, Ordes y Bergantiños. En Pontevedra, se concentran en Vigo –la tercera parte de los ocurridos en la provincia–, Pontevedra, O Salnés y Deza. Terra Chá, Lugo, Monforte y A Mariña acumulan el peor balance de la provincia de Lugo. En Ourense, las estadísticas de tráfico más negativas se registran en las comarcas de Ourense, O Carballiño, Verín y A Limia.
Motivos:
La infracción de normas de circulación, las distracciones y la velocidad son, por este orden, las principales causas de los accidentes ocurridos en las carreteras gallegas. El alcohol, el cuarto motivo "determinante" de los siniestros, se convierte en el primero si además de los accidentes con heridos también se tienen en cuenta los siniestros mortales. El 33,6% de los conductores fallecidos había bebido, según el informe del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) incluido en la investigación de la Guardia Civil. El 68% de las alcoholemias positivas presentaron unos valores que superan el límite que se considera delito.
Atropellos:
Otro de los "mitos" que echa por tierra la investigación de la Guardia Civil de Tráfico es la del atropello como "fenómeno ruralizado"."No es la señora mayor, vestida de negro, la principal víctima de los atropellos en Galicia", expuso el jefe de la Guardia Civil de Tráfico. El informe de la Agrupación señala A Coruña como la provincia gallega con más atropellos. En concreto, el doble de la media. Para atajar la que ha sido una de las grandes lacras de las carreteras gallegas, la Guardia Civil propone la colocación de reductores de velocidad antes de los pasos de peatones. El teniente coronel Ulla también manifestó su preocupación por la alta tasa de accidentes causada por la invasión de animales en carretera, en especial en las provincias de Lugo y Ourense. Como propuesta para reducir el número de siniestros provocados por animales, la Agrupación demanda la colocación de sistemas de regulación lumínica.
Carreteras:
El estudio de la Guardia Civil concluye que los entornos de las grandes ciudades son focos de concentración de accidentes porque generan gran cantidad de desplazamientos. "No es por tanto la dispersión poblacional, sino que la concentración de la circulación y la complejidad de circular en esas condiciones las que provocan el mayor número de accidentes en Galicia", argumenta el jefe de la Guardia Civil de Tráfico de Galicia. Una "complejidad" que se agrava –advierte– si "merman" las capacidades físicas. La A-55, a su paso por el municipio pontevedrés de Mos, es la carretera gallega con la tasa más alta de accidentes.
Tiempo:
No sólo la dispersión poblacional o la configuración de la vía no influyen en los accidentes. Tampoco la lluvia o la nieve están detrás de la mayoría de los siniestros ocurridos en la comunidad. El 70% se produce con buen tiempo. "No se puede echar siempre la culpa al mal tiempo. Hay que adecuar la velocidad a las condiciones meteorológicas", reiteró Ulla.
Distancias:
Las carreteras por las que se circula a diario se presentan como las más peligrosas. Exceso de confianza al volante por conocer la vía por la que se viaja habitualmente. Se trata de trayectos cortos y bien conocidos por los conductores. El 31% de los accidentes se producen en carreteras del municipio donde reside el conductor.
Días:
Los fines de semana se presentan como los más problemáticos. De lunes a jueves se mantiene el mismo número de accidentes –entre 141 y 146 al día– frente a los más de 200 del sábado o los 178 del viernes y los 165 del domingo.
Antigüedad:
El 13 por ciento de los accidentes objeto de estudio fueron cometidos por conductores noveles (menos de dos años de antigüedad del permiso) y el 60% rebasaban los 10 años de antigüedad. "Presumir de un conocimiento permanente y continuado sobre esta situación es una presunción fallida", concluye el informe de la Guardia Civil de Tráfico de Galicia, que considera que sería "conveniente" implantar el "reciclaje" a los conductores implicados en un accidente y que resulten declarados responsables. Para los conductores que superen los 75 años, la Agrupación defiende que las renovaciones de los permisos vayan acompañadas por certificaciones médicas de los órganos oficiales de salud de las comunidades autónomas.
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